Al cerrar el segundo trimestre de 2022, la tasa de informalidad en el país se ubica en el 76 por ciento; indicador que pese a retroceder al compararse con los datos de 2021, que fue de 77 por ciento, no son una buena señal sobre mejoras en la calidad de vida, al confirmar que el subempleo subió hasta el 24,4 por ciento.
Aunque la economía creció a dos dígitos el año pasado; en 2022 probablemente llegue a 2,8 por ciento y 2,3 por ciento en 2023, afectada por la crisis políticas y conflictos constantes entre el Congreso y el presidente Pedro Castillo.
Según algunos expertos consultados por El Comercio Lima, Perú tiene una economía que no ha podido recuperar los niveles vistos antes de la pandemia, siendo este un factor clave para la confianza empresarial.
A pesar que los altos indicadores de informalidad, el país esta obliga a que la economía funcione por inercia, debido que la gente vive del día a día. La informalidad sustenta el crecimiento de la economía.