Mientras las protestas conmocionan al país, algunos turistas extranjeros quedaron atrapados cerca de Machu Picchu, principal atracción turística del Perú.
Aunque, en los últimos días, los turistas pudieron regresar a sus hogares, luego calmarse las manifestaciones, que permitió que los aeropuertos reiniciaran actividades y se volvieron a abrir carreteras para permitir el paso de alimentos y viajeros.
Pero algunos viajeros probablemente cancelarán excursiones y sea iniciada una nueva huelga regional. El cierre de la industria turística recibió un duro golpe cuyo sector sustenta a muchos hogares.
El desafío de proporcionar bienes esenciales es una preocupación generalizada en la región donde la sequía y altos precios de fertilizantes está generando escasez de alimentos.
El turismo en el país comenzó a crecer en 1983 cuando la UNESCO declaró el Machu Picchu como patrimonio de la humanidad. La región, conocida como el Valle Sagrado, experimentó un aumento de turistas en los últimos 10 años.
En 2019, las visitas a Machu Picchu rondaron 1,5 millones de personas; la mayoría extranjeros. Una cantidad que se incrementó tanto que el gobierno comenzó a limitar su acceso.
A principios de diciembre, las protestas después que Pedro Castillo, intentara disolver el Congreso, acciones que estuvo fuera de los límites impuestos por la Constitución. Y que calificado como intento de golpe de Estado, con Castillo arrestado por cargos de rebelión.
Para este lunes, la cantidad de protestas disminuyeron en todo el país, aunque algunos grupos hicieron el llamado para realizar una nueva huelga a partir de esta semana.
Desde que asumió Boluarte, la región mayoritariamente pobre, intento adoptar un tono conciliador, llamando a la unidad y dirigiéndose a la nación en quechua. Pero declaró el estado de emergencia, suspendió libertades civiles y envió a militares a las calles, acciones que indignaron a los manifestantes que trata de calmar.
En diversas consultas, personas que trabajan en el sector turístico dijeron que simpatizan con las protestas, aunque no están de acuerdo con la violencia y esperan una pronta solución.